Esa moneda elongada que acabamos de conseguir ha dejado de ser una moneda cualquiera para convertirse en un recuerdo, en una medalla, con un grabado alusivo al lugar visitado, normalmente con alguna leyenda indicando lo que representa o el lugar donde la conseguimos.
Como en cualquier medalla, el detalle principal suele ser alusivo al lugar que quiere recordar, suele quedar troquelado en el centro del espacio disponible, agrandado por la expansión del metal al pasar por la presión de los rodillos. Este motivo suele estar rodeado por algún tipo de grafila, de puntos, lisa y en ocasiones aprovechada para grabar las iniciales de la distribuidora o su dirección de internet.
La disposición del diseño puede ser vertical u horizontal. El diseño pude ser mas o menos detallado, utilizando solo perfiles o relleno utilizando algo mas las tres dimensiones, pero en cualquier caso, limitado a la expansión del metal existente en la moneda original, que debe llenar todos los espacios creados en el molde.
Tanto si se utilizan 2 o 5 céntimos de euro para crear la moneda elongada, el tamaño final es muy similar, pero en la de 2 céntimos el grosor definitivo es sensiblemente menor, dándole un aspecto algo mas frágil. Existen ejemplos en otras monedas origen, como pueden ser monedas de 10 céntimos de euro, pero son una minoría de momento, aunque a mi parecer ganan en vistosidad, no solo por su aspecto dorado, si no también porque la aleación de la que están hechas no se oxida como sí ocurre con las de 5, 2 y 1 céntimo de euro, que incluyen hierro en su aleación.
En algunos casos, teniendo en cuenta impedimentos legales propios de algún país para la destrucción de una moneda de curso legal, se utilizan cospeles de metales varios, simulando la moneda para troquelar sobre ellos la moneda elongada e incluso en casos de máquinas itinerantes, por exposiciones o similares, se utilizan monedas del país de origen de la máquina, pero como digo, son casos contados.
Y aunque cuando se descubre por primera vez una máquina de monedas elongadas se suele troquelar con el propósito exclusivo de tener un recuerdo de dicho lugar, en algunos casos despierta el gusanillo del coleccionismo que algunos llevamos dentro…